18.3.09

Disney es culpable de la violencia

Ya está claro que no son los videojuegos, que no es la televisión, que no es el cine y que no es el Rock. Pues en muchas otras partes del mundo jugamos, vemos y escuchamos lo mismo y no tenemos los mismos niveles de violencia.

No voy a adentrar en el tema de la violencia, porque me da flojera (¿quieren estadísticas de crímenes violentos en los states? Here you go), sin embargo, quiero compartir con ustedes una epifanía que tuve mientras comía y veía repetirse un cachito de Open Season, película animada de Sony Pictures y realizada en ImageWorks, en los televisores que estaban en venta.

La culpa de la violencia en EE.UU. es de Disney.

Cualquier juego del tipo FPS, sobre todo los números más recientes, comparten una característica: realismo. De hecho, entre más realista mejor. Pero no por eso sales tratando de dispararle a todo mundo y recogiendo las municiones, el agua y demás productos que salen del individuo cuando muere. Sin embargo, si toda tu vida creciste viendo películas y caricaturas donde "el realismo" no es favorecido, entonces te encuentras con todo tipo de aberraciones: por ejemplo, en el segmento de la película que mencioné arriba, los animales atacan a los cazadores con tenedores gigantes y bombones encendidos que lanzan como flechas.

Después la cigüeña, bien linda ella, suelta un tanque de gas en las camionetas de los cazadores y todas explotan ante la mirada atónita de los dueños, que huyen despavoridos.

Pero, cero muertes, no hay heridos, no hay miembros de cuerpos y sangre por todos lados, nadie termina con quemaduras de tercer grado, no hay gritos desgarradores de dolor, no hay llanto. ¿Qué aprendiste? Ahh pues que no pasa nada si atacas violentamente a la banda.

Si ves esto desde que tienes 2 o 3 años y a los 12 matan a uno de tus amigos de pandilla, uno de tus compañeros consiguió la pistola del papá... Saquen sus propias conclusiones.

Si, si, seguro se están diciendo que esto es demasiado simplista y que aquí en México vemos las mismas caricaturas y películas cuando somos niños. Si, cierto, pero acá la escuela (kinder, primaria y secundaria principalmente) son una jungla y sobreviven los más fuertes, los demás avanzan con chorros de abolladuras en sus armaduras, pero mi punto es que aprendes muy rápido lo que significa trauma, o así era en mis tiempos. Y, al menos cuando eres aún niño, es difícil conseguir un arma de fuego y eso de andar matando gente con tu sable láser o tús técnicas secretas kung-fú, no es práctico.

Nota final: he utilizando aquí, Disney, como hiperónimo de películas y caricaturas pseudo-violentas.

16.3.09

Tirar calor

Hoy me di cuenta que mis relaciones con amigos están basadas en tirarnos calor los unos a los otros. Es un deporte que practicamos frecuentemente y que se siente natural. Incluso aventuraré que es la única forma de relacionarnos cuando estamos en grupo. ¿Será normal o alguna aberración nuestra?

Comento lo del grupo, porque exceptuando a unos cuantos que aún en pláticas mano to mano, one on one, nos llevamos y comportamos en exactamente la misma forma: el uno chingando al otro(a) y siendo correspondido en la misma divisa. Sin embargo, cuando estamos en grupo es como una actitud de manada, tomando turnos para ver quién es más ágil y ocurrente con su tirada de calor o con su respuesta-defensa al ataque previo.

La delgada línea roja

No me quita el sueño, pero debo reconocer que me preocupa la situación porque, y seguramente Freud tendría algo interesante que decir al respecto, me encanta ser el centro de atención y, por otras razones igualmente criticables y destacables, también me toca estar si no en el centro, cerca de él, en muchos de estos ataques verbales de mis amigos.

¿Dónde está la línea y cómo te das cuenta que la has cruzado (si no es obvio por el recto a la quijada o la bofetada guajolotera de ida y vuelta)? Esa línea entre ser ocurrente y divertido, continuar el despliegue colectivo de creatividad y ser ese fresco odioso que no sabe medir sus palabras. En términos de una querida amiga, ese que no sabe guardarse el 1% de su personalidad que es desagradable y que está fuera de lugar.

Nota: la teoría del 1% se aplica en todos los sentidos: nunca te muestres al 100% con nadie, siempre guárdate un 1%... El reto está en identificar qué 1% guardar.

6.3.09

Brothers in arms

Aunque nada ha cambiado, radicalmente, en mi vida en las últimas semanas. Debo decir que ando mejor encanchado, como que todo está conectado de mejor manera. No voy a explicar todas las razones, pero "asumirse" tiene su lado positivo: doy clase temprano, tengo más problemas que nunca, más compromisos, más diversión y muchas cosas más, pero todos estos compromisos fueron aceptados y asimilados, así que los estoy disfrutando.

Aunque ya había cruzado varias veces la idea por mi cabeza, anoche me cayó el veinte que ya no soy "dueño" de mis finales de día (esas últimas y variables horas antes de ir a dormir): mis compromisos nocturnos se expanden a, prácticamente, todos los días de la semana. Uno de los más recientes y que ahora ocupará tres de cada cuatro jueves, exceptuando el segundo del mes por otro compromiso, es combatir hombro a hombro, con las chicas de que pinche tino tengo, en el campo de batalla: no le vamos a dar cuartel a la apatía, no permitiremos que nuestras redes sociales se expandan sólo en las versiones virtuales, bring it on life!.

Claro que, te das cuenta que algo anda mal cuando tu principal brother in arms se agacha y se va de lado[1] a la primera de cambios.

En fin, se siente bien darte cuenta que no estás tan sólo.

Mal de muchos, consuelo de tontos, diría mi madre, pero aún así que bueno es tener brothers in arms[2].


Referencias:
[1] Estoy seguro que no es invensión de mi ex-cuñado, pero el caso es que él utilizaba esta expresión, se agacha y se va de lado, para referirse al amigo que te abandona, que se raja (como bien explica Octavio Paz en Los laberintos de la Soledad, aunque refiriéndose a las mujeres). ¿Es parte de la letra de una canción ranchera?

[2] Brothers in arms fue utilizado sin recato aquí, porque estas últimas semanas me he re-encontrado con un disco maravilloso, gran clásico y que les recomiendo ampliamente: Sultans of Swing: The Very Best of Dire Straits y, entre las muchas joyas que vienen en el disco, una de mis favoritas es justamente la canción titulada así, Brothers in arms.